En una reunión en casa de unos amigos, una dama le pregunta a otro invitado:
– ¿Qué edad me calcula usted?
Y él responde:
– Si me fijo en su cutis, 18 años. Su cabello me dice que tiene 17. Los ojos corresponden a una muchacha de 20...
La dama, encantada, comenta:
– ¡Oh! ¡Que amable es usted!
Pero él continúa diciendo:
– ¡Un momento, aún me falta sumar!
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